Entrevista: Ciudadanos verdes

LO QUE ME GUSTA DE QUITO

Hay muchas cosas que me gustan de Quito, pero quizá lo que más extraño cuando estoy lejos son las montañas, la cercanía con el espacio verde. Quito no es necesariamente una ciudad amable con la naturaleza, de hecho, para mi gusto, tiene demasiado cemento. Sin embargo la geografía de la ciudad es tan particular que hace que las montañas y su misticismo no pasen desapercibidas, y eso es hermoso. Creo profundamente que la relación que tenemos con la naturaleza determina los seres humanos que somos. Es fácil hablar del respeto a la vida, si eso significa no matar a otro ser humano, pero son pocas las personas realmente coherentes que entienden el verdadero concepto de la vida, de sus múltiples y sutiles manifestaciones, así que nada… tener gigantes verdes que me lo recuerdan cada día, es algo que no puedo dejar de agradecer.

LO QUE NO ME GUSTA DE QUITO

No me gusta la falta de empatía que a veces siento en algunos quiteños, esa indiferencia que se traduce en actitudes groseras con otros seres humanos. Sé que a veces hay días malos y que no siempre podemos estar de buen humor, pero sé también que la serenidad está a una respiración de distancia, así que para mí no hay justificación. Creo que no es un tema puntual de nuestra ciudad, siento que es algo mucho más global, fruto de ser parte de una sociedad consumista, cada vez más acelerada, artificial y permanentemente invadida por tecnologías que no siempre aportan. Una tendencia (a solo interesarnos por nuestro metro cuadrado), que a mi juicio, será insostenible a largo plazo.

LO QUE CAMBIARÍA

Creo que la calidad de vida de una sociedad está estrechamente relacionada con las capacidades emocionales e intelectuales de sus habitantes, es decir, la facultad (en este caso de Quito) de permitir el desarrollo del espectro completo de lo que significa un ser humano: desde administrar bien las emociones hasta cultivar el intelecto, lo necesario, para crear una propia visión de mundo. Por esta razón y porque creo que el espectro del que hablo es bastante extenso y complejo, lo que cambiaría en la ciudad, es la educación como se la concibe hoy en día, en la que se priorizan los conocimientos científicos ante los aprendizajes emocionales, algo que a mi juicio, ha sido la verdadera causa de las inequidades sociales y económicas en el mundo.